El destino de una de las peores escuelas primarias del Reino Unido cambia cuando este nuevo joven director utilizó formas revolucionarias para revertir la situación.
Todo el mundo merece una segunda oportunidad. Con paciencia y esfuerzo, todo se puede lograr siempre que se ponga la mente correcta en ello. A sus 27 años, Sam Coy le muestra al mundo cómo se hace.
Coy pasó bastante tiempo enseñando en Nottingham y relacionándose con niños desfavorecidos en Lincoln antes de ser transferido a una de las peores escuelas de Gran Bretaña; la escuela Benjamin Adlard.
Al ingresar, tuvo que lidiar con 210 alumnos de la escuela primaria que estaban académicamente descuidados y estaban luchando durante años.
Hubo muchos estudiantes de Year Six que estaban atrasados hasta 9 semestres en algunas materias en comparación con el estándar nacional de lecciones académicas.
Ofsted ha etiquetado a la escuela como “inadecuada” por su liderazgo débil y las bajas expectativas para sus estudiantes.
Ofsted es la Oficina de Estándares en Educación del gobierno en el Reino Unido que inspecciona y regula los servicios de atención para niños y jóvenes.
Coy no se rindió y está decidido a cambiar el destino jugando con sus nuevas ideas.
Ofreciendo planes de recompensas, tardes de fútbol, fiestas de chocolate, etc., Coy hizo que los estudiantes se interesaran por aprender.
También construyó un jardín forestal para que los niños se calmaran al interactuar con la naturaleza y los animales de granja.
En solo 1 año, Ofsted examinó la escuela nuevamente y la etiquetó de “inadecuada” a “buena”.
Las lecciones de las clases de absentismo escolar ya no son un problema. Ahora, 7 de cada 10 niños en la escuela están obteniendo logros académicos.
La escuela Benjamin Adlard incluso ganó el premio nacional Pearson, Escuela del año: marcando la diferencia
¡Los esfuerzos de Coy definitivamente han cambiado la vida de estos niños necesitados para siempre!
