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Un niño que regresó del más allá y le contó a su mamá todo acerca del cielo

Hay una fina línea entre la vida y la muerte

La línea que hay entre la vida y la muerte, además de fina, puede parecer borrosa. Y para explicar esto, podemos hablar de casos tan extraños como estos: una mujer a la que habían declarado muerta por error después de sufrir un ataque al corazón, terminó muriendo congelada en una bolsa para cadáveres en la morgue; otra mujer tuvo a su bebé tres meses después de estar técnicamente muerta; y un esquiador permaneció en agua helada durante horas por un accidente y fue revivido sin sufrir ningún daño cerebral. Todos estos sucesos nos hacen ver lo difícil que es realmente distinguir a los vivos de los muertos por muy claro que pensemos que lo tenemos.

Según los expertos, los términos como «muerte cerebral» y «muerte circulatoria» pueden crear ambigüedad sobre quién lo está y quién no.

¿Qué es realmente la muerte?

A pesar del uso frecuente de este término, según los entendidos, la «muerte clínica» no tiene un significado claro. Generalmente, la muerte la determina un médico, pero no hay unas pautas universales para ello. Estás muerto cuando el médico determina que has fallecido. Desde que hay respiradores mecánicos, que bombean aire dentro de los pulmones, se creó una nueva categoría llamada «muerte cerebral», lo que significa que el cuerpo está caliente, la sangre circula, incluso podría gestarse un bebé en ese cuerpo, pero que no tiene ninguna actividad cerebral. ¿Quieres saber más sobre ello? ¡Sigue leyendo!

Se declara cerebralmente muerta a una persona cuando esta ha perdido de forma irreversible las funciones en la totalidad de su cerebro. Los médicos realizan pruebas neuronales en busca de actividad eléctrica cerebral, circulación sanguínea en esa zona y exámenes para ver si el individuo respira con el respirador apagado, para determinar la muerte cerebral.

Hoy en día, los avances en los transplantes de órganos han impulsado también este tipo de muerte. Los individuos que sufren muerte cerebral, pueden ser perfectos donantes de múltiples órganos ya que continuan recibiendo oxígeno y no están dañados.

Muerte circulatoria

Este tipo de muerte es más complicado de determinar. Se trata de las personas cuyo corazón deja de latir y no vuelve a comenzar por sí mismo. Sin embargo, estos se pueden volver a reiniciar de repente, por eso es tan complicado.

Y nos preguntamos… ¿cuánto tiempo tiene que dejar de latir el corazón antes de que un médico determine que el paciente ha fallecido? Muchas veces la resucitación cardiopulmonar puede ser de ayuda, muchas veces sin daños cerebrales serios. Se recomienda que los médicos lo usen al menos durante 38 minutos. Pero algunas veces, la RCP no se realiza durante el tiempo suficiente, lo que provoca que los pacientes reanimables mueran cuando no es necesario. ¿Qué piensas de ello? ¡Continua leyendo que aún hay mucho más!

Definiciones confusas

El médico, ante la determinación de muerte, tiene la responsabilidad de decidir si intervenir o dejar de intentarlo. Por ello, algunos casos pueden generar controversia.

Imagina que una persona está en el hospital en lista de donante de órganos y de repente su corazón deja de latir. Ahí surgiría la controversia. La distinción entre la muerte cerebral y la circulatoria puede complicar mucho las cosas. Así que según los expertos, la muerte debe definirse como la pérdida irreversible de esa conciencia.

Entendiéndolo de esa manera, permitiría que las personas cuyo corazón se detiene y no tenga función cerebral, tendrían que recibir certificado de defunción. Y esto no crearía dos tipos de muerte. Algunos pacientes que ahora se encuentran en estado vegetativo continuado, podrían considerarse pacientes muertos.

El problema surge de que algunas personas creen que la actividad vegetativa muestra signos de conciencia. Y los certificados de defunción solo se deben emitir cuando alguien cumple con los criterios de muerte cerebral.

Pero ahora, vamos a contarte la emotiva historia de Landon, el niño de 8 años que regresó del más allá.

Esta historia ocurrió en 1997. Julie Kemp, su esposo Andy y su hijo de ocho años, Landon, volvían a casa en auto desde la iglesia, cuando una ambulancia que regresaba al hospital, se los llevó por delante en un cruce. Andy murió en el acto, pero los equipos de rescate estabilizaron a Julie.  Al principio no se dieron cuenta de que había un niño en el automóvil. Julie dijo: “No podían ver su cuerpo debido al estado del automóvil, y Landon estaba sentado detrás de su padre. Cuando por fin vieron su zapato, pudieron sacarlo de la parte trasera, aunque no respiraba; todos comenzaron a trabajar en él para traerlo de vuelta”.

El equipo de rescate resucitó a Landon y lo llevaron al Centro Médico de California. Murió dos veces más ese día, pero fue devuelto a la vida en ambas. Los médicos no le daban muchas esperanzas a Julie con respecto a su supervivencia. “Me dijeron que si él vivía, sería siempre como un bebé. Que no sabría caminar, hablar o comer debido al enorme daño cerebral. Estaba tan desesperada que eso me parecía bien. Quería quedarme con eso solo por tenerlo. Él era todo lo que tenía en ese momento”. Julie sintió sentirse abandonada por Dios y así los expresó en el funeral de su esposo.

Ella dijo: “Estaba muy decepcionada y desconsolada. Y cuando estuve sentada en el funeral, me preocupé por Dios. No entendía por qué había sucedido todo eso. No entendía por qué no había enviado ángeles para que nos protegieran. Pero en el siguiente aliento, oré tan fuerte como pude para que Landon viviera”. Su hijo seguía en coma porque había sufrido un trauma craneal masivo durante el accidente. “Estaba conectado a todo tipo de máquinas para mantenerlo con vida, y no había señales. Nada, ni bueno ni malo, no sucedía nada. Seguí orando para que abriera los ojos”.

Tras dos semanas en coma, de repente, Landon abrió los ojos. ¡Nadie podía creerlo pero Landon no tenía daño cerebral! A pesar del momento de tremenda alegría, Julie  tenía que decirle al pequeño que su padre había muerto en el accidente. Julie recordó: “Tenía cicatrices en la cara y su cabeza le dolía mucho, no quería lastimarlo más. Así que le pregunté a Landon que si sabía dónde estaba su papá, y me dijo: Sí, sé dónde está. Lo vi en el cielo”. A pesar de haber pasado muchos años ya del accidente, Landon recuerda perfectamente sus increíbles experiencias del tiempo durante el que estuvo en coma.

Landon dijo: “Recuerdo haber visto a mi padre y a su amigo Olan Palmer, que había fallecido menos de un mes antes que él, también en un accidente automovilístico, así como al hijo de Olan, Neil Palmer, quien había muerto en un vehículo años antes. Y fue gracioso porque recuerdo a todos como si estuviéramos en una plaza. Ninguno de nosotros se dijo una sola palabra, pero todos estábamos allí de pie”. Landon también le dijo a su madre haber visto a sus otros dos hijos. “Simplemente lo miré porque no estaba segura de que lo que hablaba, pero había tenido dos abortos espontáneos antes de que él naciera”.

“Nunca habíamos compartido eso con Landon. Él no sabía que yo había perdido a dos hijos antes que él» Landon recuerda: “Sabía que eran mis hermanos, aunque nadie me había hablado de ellos. Con solo estar en el Cielo, supongo, podemos saber quién es todo el mundo”. Por lo visto, cada una de las veces que murió, tuvo una experiencia diferente en ese lugar. Y durante la tercera vez, dice que conoció a Jesús y que le dio una misión. “Fue casi como un adelanto de una película hasta donde solo se ven algunos pedazos de cosas. Jesús vino a mí y me dijo que tenía que volver a la tierra, ser un buen cristiano, y contarle a los demás acerca de él”.

Landon y Julie siguen compartiendo su historia con otras personas que luchan con la pérdida y necesitan esperanza. “No entendí en 1997 por qué Dios no envió un ángel, pero ahora sé que hubo ángeles allí. Y sé que estábamos protegidos y viviendo lo planeado para nosotros. En lugar de quedar atrapada en el dolor o de enfadarme con Él, pude usar esta historia para ayudar a otros a no rendirse y mantener su fe en su doloroso viaje”. Landon trambién dijo: “Solo quiero que la gente se dé cuenta de que Jesús es real, que hay un cielo, hay ángeles. Y que seguir sus palabras, Biblia y vida, mejora al final”.

Julie escribió un libro contando su experiencia, “Faith has its Reasons” (“La Fe tiene sus razones”), y dice que Dios los ha guiado para atraer a otros hacia él, trayendo nuevas bendiciones a sus vidas en el proceso.“Es una gran bendición que vea mi hijo hablar a otros sobre Jesús. Siempre está dispuesto a dejar que otros sepan que hay un cielo, porque él ha estado allí”. Landon dice que ahora sabe que lo hace por Jesús: “Sé que es real. Sé que los ángeles están allí. Sé que hay un cielo. He visto a Jesús y sé que él está allí. Me ha pedido que haga esto, y esto es lo que estoy haciendo”.

¿Qué opinas de su historia? ¿Conoces a alguien que haya vivido una experiencia parecida?

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