Desde sus 5 años, Norman descubrió su amor por la música, ya a los 10, en 1948, tocaba relativamente bien. Siempre quiso convertirse en un profesional. Pero todos se vendría abajo una noche.
Su padre, un hombre extremadamente violento, golpeaba de manera constante a su esposa y sus hijos. Norman se quedaba despierto hasta tarde para cuidar de su madre y hermanos de los ataques de su padre.
Una noche, Norman no aguantó y se quedó dormido, su padre tomo represalia contra él y lo golpeó. Él cuenta que se fue a dormir porque se sentía cansado y lo siguiente que recuerda es estar en el hospital al lado de sus hermanos. Su padre los había molido a golpes con un martillo.
Esto llevo a Norman a perder la movilidad de su mano derecha. Paso meses en el hospital y años en terapia pero nada funcinó para regresarle la movilidad.
Norman no perdió su pasión y descubrió que existían ejercicios y piezas de piano solo para la mano izquierda, así que continuó con su pasión, pero ya solo como hobby. Nunca buscó más salir o buscar ser reconocido.
Trabaó por más de 30 años como director de coro, pero nadie fuera de su familia sabía de la pasión por el piano de Norman.
Un vecino, que escuchaba a Norman practicar continuamente decidió contactar a un periódico local y le arregló un concierto.
Norman con 78 años dio su primer concierto en una sala llena de gente. Cuando empezó a tocar todos quedaron sorprendidos. No creían que él fueran un músico tan apasionado y talentoso. La sala lo aplaudió de pie.
Su hijo comentó en una entrevista acerca de su padre “Si amas algo, vas a encontrar una forma. Aunque se te acabe el aliento, vas a encontrar una forma” Tan solo basta de mirar esta foto de Norman en esa presentación.
